Los celos infantiles
Los celos en niños constituyen un mecanismo defensivo mediante el cual de forma muchas veces inconsciente, reacciona ante una serie de situaciones que él considera “peligrosas” en el sentido de que pierde protagonismo o percibe un alejamiento afectivo de sus padres u otras figuras de referencia que se le hace insoportable.
Los típicos celos suelen aparecer en niños pequeños (de 3 o más años) a partir del nacimiento de un hermanito. El que hasta entonces era el “rey” de la casa, observa con inquietud como ese papel lo tiene que compartir con otra persona y, en el peor de los casos, puede sentir un cierto abandono aunque objetivamente no sea así y los padres se involucren y tomen medidas o incluso dedican más tiempo a él que al hermano objeto de los celos.
1- ¿Cuales son los síntomas del niño celoso?
2- Factores que influyen en los celos.
3- Estrategias para combatir los celos.
1- ¿Cuáles son los síntomas del niño celoso?
Los celos pueden tomar diversas formas y no siempre son identificables a primera vista. Hay una serie de conductas que rápidamente las asociamos a celos infantiles especialmente si han aparecido o se han incrementado justo después del nacimiento del hermano. Por ejemplo:
Síntomas:
- Volverse a hacer pipí en la cama una vez ya había conseguido su control.
- Querer de nuevo el chupete o copiar algunas conductas más infantiles que ya no tocan (voz más infantil, pedir que lo acunen, negarse a comer sólo, etc.)
- Pueden, a nivel conductual, manifestarse (según edad) rabietas más fuertes o menor tolerancia a la frustración, lloros no justificados o expresión de malestar general (no querer jugar, desobedecer, etc.).
- En niños muy afectados por celos pueden volverse algo desafiantes con la necesidad de poner a prueba constantemente a los padres siendo muy difícil que atiendan a razonamientos o explicaciones.
- En otros casos el niño puede retraerse y mostrar apatía, enuresis diurna y nocturna e incluso baja autoestima, somatizaciones y síntomas depresivos.
- Negar su culpa en situaciones de conflicto con su hermano o con otros. Hay niños que empiezan a pegar en la guarderia o escuela.
- Alteración de los patrones de comida y sueño.
2- Factores que influyen en los celos.
En primer lugar las características del propio niño. Niños muy sensibles, introvertidos, metódicos, callados que prefieren las rutinas y el poco ruido suelen ser más propensos a padecer los celos.
La propia historia evolutiva y vital del niño puede atenuar o incrementar los celos. Niños excesivamente contemplados con pocos límites o acostumbrados a que sus deseos sean satisfechos de forma rápida, pueden desarrollar celos más fuertes. Igualmente niños que han sido adoptados o han sufrido algún tipo de carencia emocional pueden desarrollar celos con mayor facilidad. Los estilos educativos de los padres y sus características son muy importantes en la prevención de los celos. Padres seguros de sí mismos con buena vinculación con sus hijos ofrecen un escenario más saludable para prevenir posibles episodios de celos.
Cuando la atención hacia los hijos es asimétrica puede potenciarse la aparición de los celos. Sucede que hay niños más extrovertidos, alegres o con mejores recursos sociales que suelen acaparar la atención con mayor facilidad que alguno de sus hermanos. Es normal, en estas situaciones, que estos niños reciban de forma natural mayor atención de las otras personas.
Igualmente señalar que puede ser un factor de riesgo desencadenante el estado anímico y emocional de la madre tras el parto. Si se dan cambios importantes en su comportamiento o hábitos (cansancio, estrés post-parto, depresión, etc.) pueden afectar al niño que relaciona los cambios negativos con la llegada del hermano.
En algunos pocos niños unos celos muy acentuados y mantenidos en el tiempo pueden ser causa de una cierta vulnerabilidad genética (antecedentes familiares de personas celosas). En estos casos es posible que estos síntomas perduren en el tiempo y configuren más adelante una personalidad celotípica.
3- Estrategias para combatir los celos.
- En primer lugar analice con calma la posible presencia de los síntomas que antes hemos comentado. ¿Han aparecido o se han incrementado con la llegada del nuevo hermano? Si es así es posible que estemos ante un niño que tiene celos y de alguna manera está sufriendo.
- Hemos comentados ya que los celos son una conducta reactiva del niño (en parte inconsciente) como fruto de un malestar emocional ya que ve amenazado su espacio vital por un "rival". Por tanto, debemos ser capaces de atenuar ese dolor y cambiar su percepción. Sólo con razonamientos no avanzaremos y deberemos poner en marcha un conjunto de estrategias como las que se apuntan a continuación.
- Haga partícipe al niño de cualquier actividad referente a su hermano pequeño. Puede, por ejemplo, "ayudarnos" a darle de comer, a jugar con él, a acostarlo, etc. Si él se siente útil (protagonista) sus celos se reducirán.
- Si llega a casa una visita de familiares o amigos para conocer al nuevo bebé procure que el hijo mayor tome parte activa (acompañar a los visitantes o explicarles cuanto llora o come, etc.) para que no tenga la sensación de que ya no es tan importante como antes.
- Responder con tranquilidad a los episodios celosos que cursan con mala conducta, desobediencia o rabietas. Comunicarle al niño nuestra decepción por su comportamiento y dejar de prestarle atención. Posteriormente cuando se tranquilice y, según la edad, podemos intentar razonar lo ocurrido y darle la atención emocional. No obstante, "razonar" con el niño celoso (aunque tenga edad suficiente para comprender nuestros argumentos) no funcionará siempre. Debemos entender sus conductas como síntoma de un malestar y no desde la perspectiva adulta. Recuerde con un exceso de atención aunque sea para reñirlo puede producir en él un aumento de estas mismas conductas que se ven reforzadas por el hecho de que el niño ve que adquiere cierto protagonismo ante los padres y que no es capaz de conseguir por otros medios.
- Hay que proporcionar al niño celoso (y también a cualquier niño que tiene un hermano pequeño) tiempo de dedicación exclusiva hacia él. El hermano pequeño normalmente se acostará antes y podemos aprovechar estos momentos para dar una atención "extra" al hermano mayor. Si el niño se ve suficientemente atendido en estos espacios "exclusivos" se sentirá más acompañado y desarrollará menos celos. Según edad podemos planificar juegos o actividades conjuntas o simplemente tener un rato para leer un cuento o charlar con él.
- La relación entre hermanos tiene su propio ciclo de desarrollo. Si el clima familiar es emocionalmente estable y equilibrado, los celos puntuales, normalmente son superados y no presentan mayores problemas.
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